«Las aventuras de un enclenque inmortal», de José María Lebrero Vecino

“En este caso no me queda ni el consuelo del tiempo. Ese que todo lo olvida. Con el tiempo solo se cura aquello que no nos importa”. Una frase realmente especial que te hace hacerte muchas preguntas durante la lectura de la novela “Las aventuras de un enclenque inmortal”, de José María Lebrero Vecino. Lebrero ha logrado con esta novela ir mucho más allá de este título y sumergirnos en una montaña rusa de emociones y de ritmo que consigue que cada página que queda atrás dé paso a otra aún más interesante. A medida que avanzamos en la lectura, el autor deja a un lado el camino de la búsqueda de la inmortalidad para invitarnos a adentrarnos en el camino de la vida y de las sensaciones que se encuentran junto a nosotros en el día a día, pero que, a veces, no somos capaces de ver.

No es fácil hacer reír, conseguir que te enamores, sentir angustia como si en un thriller te encontrases o hacerte reflexionar de una forma tan amena y profunda como el escritor logra  con sus palabras y los giros en la historia. Las cuestiones aumentan a medida que avanzamos, haciéndonos preguntas que quizá nunca nos habríamos hecho si no llegamos a tener en las manos esta novela impecable que cala en ti desde la primera página. Si eres de los que busca una historia inocente, no deberías decantarte por este título en el que Lebrero ha sido valiente y ha invitado a pensar, poniendo sobre la mesa las cartas más actuales, entremezclándolas para poder obtener un resultado excelente que llega a provocar un gran sabor de boca en el lector.

¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Por qué obedecemos sin pensar? ¿Se puede amar a dos personas a la vez? ¿Cómo uno llega a saber realmente si es inmortal? ¿Por qué creemos en lo que no se ve? Son muchos de los interrogantes que el lector va a hacerse si lee con detenimiento cada capítulo. Porque cada uno de ellos es una reflexión que invita a preguntarte qué estás haciendo y por qué. Y mientras te centras en esa obediencia a unas reglas impuestas sin una respuesta lógica, empiezas a pensar en lo bonito y doloroso que puede llegar a ser el amor, encontrar a la persona adecuada y dejarse llevar por lo que uno siente a pesar de que las circunstancias pueden ser difíciles. Sin embargo, la obra va más allá y te hace sospechar de cada uno de los personajes que aparecen en el libro, creando un ambiente de misterio diferente. Por supuesto, no podemos obviar la religión y su poder; o el miedo que se utiliza para que una sociedad cumpla con las reglas sin que saque su lado rebelde para mejorar las cosas.

“Las aventuras de un enclenque inmortal” es una obra que se adapta a aquellos lectores que buscan sentir y pensar a partes iguales. No puede decirse que esté hecha para todos los públicos, o más bien, no todos los públicos están hechos para leer un libro que quiere sacar lo mejor de uno mismo, proponiendo cambios si se ven adecuados. Porque no se trata solo de cumplir, se trata de saber, como bien dice el protagonista, lo reconfortante que puede llegar a ser un pecado, sin olvidar que “si quieres ver, primero tienes que mirar”.

Ellos, de Joaquín Rodríguez Bonilla

Ellos. Título de la novela de Joaquín Rodríguez Bonilla. Ellos son muchos personajes y muchas circunstancias. Desde las primeras páginas, aquellos que amamos el cine o las series de televisión, comenzamos, con su lectura, a mezclar imágenes y títulos, recordando pequeños fragmentos de otros trabajos que hemos podido ver en la pequeña pantalla. Ellos te hace viajar al pasado, como lo haría Carlos Alcántara en “Cuéntame cómo pasó”, recordando aquello que muchos no vivimos pero que siempre hemos escuchado: la mili, las reuniones familiares, los vecinos del pueblo…

También te hace viajar hasta las ideas más sencillas de Disney, con aquella canción de El libro de la Selva que te invita a “buscar lo más vital”. Porque solo así se consigue la felicidad, a través de los sueños, sin preocupaciones materiales, alejándonos de un sistema que siempre nos exige lo que no podemos dar.

Esta novela, además, te hace recordar aquella secuencia de “Ciudadano Kane” donde el hombre más rico se desvive por un recuerdo de su infancia y no por su fortuna en su último lecho de muerte. De este modo, si esta novela se basa en un adjetivo, es en el de la sencillez.

Lenguaje sencillo

Rodríguez utiliza un lenguaje natural y exquisito para describir a cada uno de los personajes que aparecen en las páginas de la obra, invitándote a ser un miembro más de la familia, a caminar de la mano junto a ellos y a revivir momentos que, aunque no los viviste en persona, te roban una pequeña sonrisa porque, a través de la pasión de la lectura, te hace creer que estuviste allí, que compartiste todas aquellas situaciones y que fuiste uno más en aquella familia numerosa que podría haber sido la de cualquiera que lea este artículo.

La nostalgia te envuelve a través de sus capítulos, el rol de cada uno y lo que nos aportó durante nuestro crecimiento, la muerte, los viajes, los cambios… Joaquín no se olvida de ningún detalle con el fin de tatuar en  el alma de cada lector toda una vida de recuerdos, de experiencias y de enseñanza. Lo hace siempre con el optimismo por delante, que es su principal objetivo.

No importan los problemas que cada uno lleve cargados en su mochila, siempre hay una salida, un hecho por el que sonreír, por el que luchar y seguir adelante. Así lo demuestra en frases como “Quienquiera que sea el inventor de la vida, nos puso aquí para ser felices e hizo las cosas de tal manera que es fácil conseguirlo”. Lo hace incluso ante el dolor de la muerte, ya que, según sus palabras “se puede construir un puente entre los dos mundos”.

Todos estos recuerdos, estas experiencias que solo podían desarrollarse en las calles de un pueblo, son contadas por un pobre a su amigo fiel, un perro. Este comprende la felicidad en una vida sin lujos, como el protagonista de la historia.

Canto a la felicidad

Ellos “es un canto a la felicidad”, confiesa el autor. El fin es “demostrar que cualquier persona puede ser feliz por muy mal que le haya tratado la vida”. Cuando uno “se pone a escribir pretende transmitir algo y yo siempre he sido una persona muy optimista, con mucho sentido del humor y pienso que la felicidad es un estado de ánimo«. Por lo tanto, «está al margen del dinero que tengas y de otras muchas cosas”. Basándose en la historia del pobre “he podido recrear aquellos sitios en los que he vivido, volcando parte de mis añoranzas, construyendo un libro costumbrista y romántico”.

El escritor tiene un total de cuatro novelas registradas. Es más, ha adaptado dos de ellas hasta convertirlas en un guion cinematográfico. También ha sido profesor de Formación Profesional hasta su jubilación, años en los que se volcó con cada uno de sus alumnos y les transmitió la magia de ver lo positivo en las cosas que menos nos gustan.

Joaquín tiene como objetivo seguir escribiendo, transmitiendo toda su energía con el fin de enseñar a ver siempre el lado bueno de las cosas. Para quien quiera absorber su visión de la vida, la novela puede comprarse en papel o descargarse gratuitamente en Internet, un regalo que ofrece Rodríguez a todo aquel que esté interesado en su pasión a la hora de contar historias.